Tu padre era un gran tipo, un «grande» al que no acompañó la fortuna. Un soñador perdido en su propio sueño, como yo; como tantos otros… ,¡buscadores! — ¿Y que buscaba? —Preguntó Damián verdaderamente interesado. — ¡Lo mismo que tú!... —Yo no sé lo que busco, realmente lo ignoro… ¡De veras!… — ¡Ni él!, amigo Damián; ¡ni él!… Claro que, la mayoría de los soñadores no saben lo que buscan… les está prohibido saber que lo mejor de sus sueños estriba precisamente en haberlos soñado…A veces no hay ningún premio. -”Nada-” más allá de los sueños…, que no sea “seguir soñando” — ¡Pues vaya mierda! — ¡No lo creas, Damián!, Eso es la vida… Soñar y soñar más, pensando siempre que lo mejor está por venir. ¡Que nadie te prive del derecho a soñar hijo!